martes, 29 de diciembre de 2009

And In The End...

Hola a todos nuevamennte por decirlo menos ha sido como siempre un mes estresante tensinante la verdad es que fui victima del pecado de la avaricia y dije "trabajando mas horas consigo mas dinero, pero nuevamente recibo lecciones a punta de rejo, como diria mi abuela y entiendo (nuevamente) que el dinero no es tan importante y que lo que de verdad importa son las personas con las que dedicas tu tiempo, he decidido tomarme un receso del trabajo yseguir haciendo lo que me gusta no sin dejarles un mensaje de fin de año inspuirado en la famosa frase de Paul Mcartney "And In The End... The Love You Take Is Equal To The Love You Make" que reume perfectamente nuestro proposito para el año que viene.

El relato que les presento a continuacion esta desafortunadamente basado en una historia real, por supuesto no en la mia, pero fue un experiencia muy dolorosa para alguien cercano y esta fue una version dramatizada de lo que le paso a esa persona, espero que cuando lea esto no se sienta ofendido y no vaya a realizar correciones extremas o por decirlo deotra manera, los sucesos narrados fueron dramaticamente exagerados, hahaha. Un feliz año para todos de parte de la familia saldaña bedoya...

Hechos de nuestra vida cotidiana I


El silencio se poso sobre la sala, en ese momento, la ultima frase lo llamo, en la mesa, el chocolate que le había traído se empezaba a derretir por la luz del sol de la tarde, la ultima luz, la que anuncia la oscuridad, miré al vacío un momento, ya todo estaba dicho y no podría reparar las cosas que había hecho para dejar todo como estaba antes. Ella miró primero hacia el cuarto donde se alcanzaba a ver la cama, pareció que una oleada de recuerdos inundó su mente y desvió la mirada al vació, nuestras miradas se encontraron. ¿Qué es lo que haría? Me gustaría alzarme frente a ella, tomarla en mis brazos y decirle que ella lo era todo para mí ( suena de cartón pero no encuentro una frase mejor) en lugar de eso, me levanté sin ningún afán, me dirigí a la puerta y ella me acompañó, abrió la puerta, pero antes de salir la miré a los ojos, le di un ligero beso y salí a recibir el frió abrazo de la ciudad que ya empezaba a dormir, no podía decir nada, ella lo había dicho todo.