domingo, 4 de octubre de 2009

La ficha de la semana

Soy yo o ya los periodicos no pueden dar mas malas noticias. Siento que enterarme de lo que pasa en el mundo y en mi pais es similar a cortarse la piel cuandote quieres desahogar: Sabes que es malo para ti odias la sangre pero no puedes dejar de hacerlo, la ingenuidad de la decada anterior y la creencia que el nuevo siglo traeria cosas mejores se desvanecen mientras horrores que creiamos superados vuelven a ritmo escalofriante no se si estoy leyendo titulares de hoy o de hace 40 años: rearme atomico compra de armas aumento del hambre en el mundo(de acuerdo al diario el tiempo 1 niño muere de hambre cada 6 minutos mientras nuestros campesionos se les priva de subsidios por darselos a clases favorecidas y cuando se les da lo sdeciden gastar en todo menos en comida. A donde putas vamos a ir, por otro lado el dictador figura de mediados de siglo pasado vuelve con un fervor que atemoriza y como todo lo de estos tiempos modernizado y camuflado para el dia que nos demos cuenta su destino estara en sus impredecibles manos , no se ustedes pero no podre dormir tranquilo en lo que resta de milenio, y despues se quejan por que soy tan oscuo al escribir... Por cierto hablando de dictadores esta semana les traigo un conmovedor relato que nos demuestra parafrasenado a john lennon "La guerra se acaba (si tu quieres)

EL PODER DEL PERDON

- Mi General… Perdón, Señor Presidente, la madre de uno de los desaparecidos ha insistido en venir a verle y aquí esta ella con un permiso de audiencia del embajador de Estados Unidos
- Carajo, bueno, hágala pasar… A palabras necias…
El General se recuesta en su ergonómica silla mientras contempla una pintura del Libertador quien a su vez lo observa con un gesto serio y aprobatorio desde el otro lado del cuarto, 5 minutos después, y luego de una esmerada requisa, se le permite a la madre cruzar la puerta de la oficina del General, digo, Presidente, como era su primera vez en esa habitación, riega una mirada sobre esta para terminar en los ojos del General. Camina hacia él con un paso lento pero seguro, mientras dice:
- Señor General, es un gusto estar frente a usted ahora – sigue caminando hasta el escritorio – y el objetivo de mi visita es, a nombre mío y de las demás madres de los desaparecidos… - Aquí, la madre se toma una pausa y sigue caminando – es perdonarle por lo que le hizo a nuestros hijos e hijas.
- ¡¿Qué?! Responde el General.
- Asi es, señor General, lo queremos perdonar por habernos robado a nuestros hijos de nuestro lado. – La madre sigue caminando con un paso mas resuelto ahora – lo perdonamos por torturarlos, desollarlos, despellejarlos, matarlos, violarlos, masacrarlos… - El General empezó a sudar a raudales.
- ¿Qué esta diciendo bruja tonta? ¡No camine más!
- …Y luego arrojar sus cuerpos al mar… Y siguió caminando hacia él
- ¡Teniente, teniente! – Afanosamente buscó entre sus cajones su arma de dotación – Señora, le advierto, no de un paso más.
- A pesar de todo lo que nos hizo lo perdonamos…
Con sus manos temblorosas el General tomó la vieja arma y descargó los seis disparos en el cuerpo de la madre sin fallar. Esta solo retrocedió unos dos pasos y los retomó. Mientras, ella decía:
- Lo que usted hizo, sabemos que tiene sus razones y aunque no las sepamos, lo perdonamos… - La madre abrió sus brazos como si fuera a recibir a su hijo de un largo viaje que al fin concluyó y regresa a casa.
El General se queda sin aliento, una fuerte opresión en el pecho le hace soltarse la corbata, cada vez respira menos, se apoya en el escritorio y la taquicardia aumenta mientras continua sudando y el tono de su cara es de un rojo intenso, sigue viendo a la madre la cual esta en la misma posición de abrazo en espera, ella de repente ya no lo mira, entorna los ojos en blanco y cae al suelo, mientras que el general hace lo mismo pero lo ultimo que alcanza a ver antes de caer un telón oscuro son los ojos de la madre que lo continúan viendo con la ternura que solo las madres pueden transmitir con la mirada, esto infunde miedo en el infartado corazón del General y este miedo se dirige hacia su rostro dejando un gesto que el Teniente jamás podrá olvidar.

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